Jacopo Carrucci Da Pontormo


Jacopo Carrucci es un artista que dio los primeros pasos en el manierismo, su trabajo tiene una fuerte vinculación con el arte nórdico (en especial con Durero). El arte manierista ya no es una búsqueda de la verdad pensada por Leonardo en la que la pintura magistral debía ser similar al reflejo de un espejo.

Pontormo buscaba más los efectos y tenía un lenguaje académico que le permitió hacer cosas concebidas como rompecabezas; el renacimiento y sus grandes maestros dejar0n un archivo de estudio que permitió a los manieristas sacar, como si fueran recetas, cual era el camino para componer un determinado cuadro.

El mérito de Pontormo es que su trabajo se acerca a la luz sin ningún tipo de temor, a diferencia de Leonardo en el que la luz tan solo era el valor máximo de su juego de sombras, incluso Leonardo, en su tratado de la pintura, nos explica que solo la luz diáfana y que llega de un solo punto nos puede dar la sensación de volumen perfecto. Entre estos dos maestro está Rafael Sanzio, el divino, quien supo equilibrar los valores de la luz y sombra de una forma soberbia y potente, eso se ve en las "estancias" de Rafael en el Vaticano, pinturas que superan de lejos, desde el punto técnico, a la Sixtina de Miguel Angel.

La desgracia de Pontormo es que renuncio a la naturaleza como maestra suprema, es más, da por inutil la búsqueda de la verdad, y este concepto, como legado, lo considera como una osadía.

En los trabajos de Pontormo se ve de manera evidente que no utiliza modelos como los usaba Leonardo, que las proporciones de sus personajes ya no concuerdan con la realidad y que su destreza la emplea para idealizar sus concepciones por al ruta de la academia de trucos y efectos descubiertos por los maestros que lo precedieron.

Algunas palabras del maestro Pontormo:

La osadía del pintor.

Es en efecto muy grande osadía querer imitar con pigmentos todos los seres producidos por la naturaleza de modo que parezcan reales, y mejorarlos de forma que sus pinturas sean ricas y y llenas de una variedad de detalles. Por ejemplo, siempre que cuadre a su propósito, pintará resplandores, noches con fuegos u otras luces, el aire, nubes, paisajes con ciudades a distancia o próximas, edificios con diversos sistemas de perspectiva, animales de todas clases y colores y una multitud de otras cosas. A veces una escena por él pintada incluirá objetos que jamás a producido la naturaleza. Además, como he dicho antes, mejorará las cosas que retrate, y con su arte les conferirá gracia, las dispondrá y las agrupará del modo que mejor las realce. Por otra parte, los diversos procedimientos de trabajo -fresco, óleo, temple, cola -todos los cuales requieren gran práctica en el manejo de pigmentos tan variados, obligan a saber el resultado que dan según las diferentes maneras de mezclarlos, para figurar luces, obscuridades, sombras, reflejos y un sinnúmero de efectos. Pero lo que les dije más arriba de la audacia del pintor está corroborado por su presunción de sobrepasar la naturaleza al intentar infundir alma en una figura y darle apariencia de vida a pesar de pintarla sobre una superficie plana. Porque, solo con pensar que cuando Dios creó al hombre lo hizo como bulto, siéndole así más fácil darle vida, el pintor no habría elegido un tema más difícil, mas propio de fuerzas divinas y milagrosas.