"El menor elemento de verdad llama a la verdad entera" (649-666)


Hoy día estuve pensando en mi soledad, me he dado cuenta al ya no hablar lo importante que es escuchar, sin embargo muchas veces tengo necesidades, quisiera un apoyo, pero mi voto de silencio me lo impide, el teléfono y el celular han dejado de ser algo vital para mi...bueno, para que tenerlos.

Es mi deber reír en silencio pero aveces me vence la felicidad, la risa es como una catarsis de todo mi dolor, creo que podría dejar de hablar por el resto de mi vida pero no de reír y de su opuesto: el llorar.

Desde mi auto-encadenamiento no he llorado, he sentido un poco de pena la primera semana por no poder salir a la calle a ver las paredes de sillar que cada día es más escaso, pero al recordar como se ha deformado mi amada Arequipa por la "modernidad" creo que lo que hago es un descanso de ver también lo mal diseñado y actuado los últimos 20 años desde cualquier punto de raciocinio estético. Aveces creo que hay un odio oculto a todo lo que significa España y que por eso se ha destruido prácticamente todo quedando tan solo lo que los burócratas llaman "el casco histórico", eso de casco me suena a vacío, como un yelmo exhibido en un museo que ya no cuida la cabeza del guerrero.

Todo esto me vino al recuerdo porque estuve leyendo "Las Catedrales de Francia" por Augusto Rodin, quedé emocionado al ver como ese artista tuvo tan en alto el concepto de "arquitectura", hablaba del claro-oscuro, de medios tonos, del gótico y su movimiento comparándolo con el caminar de lo que está vivo, y da unas sentencias aplicables hasta para la vida misma: -..."El menor elemento de verdad llama a la verdad entera, y lo bello no es distinto de lo útil, como piensan los ignorantes" -nos dice el famoso escultor.
 

Sacando de mi mente todo lo que he visto de arquitectura "moderna" creo que muy poco se salva del sable de la verdad, de ese sable que no perdona el mal gusto y que decapita lo que no tiene alma por dentro, sin duda que esta era es la era del desecho, de usar y botar, de querer algo con pasión y luego abandonarlo como quien deja a una amante tramposa.


 Sens -por Augusto Rodin