¿La familia o el arte?

La pregunta es gravitante, al menos para mí... Ahora estoy en un punto crítico de mi vida en el que el destino me ha dado un ultimátum: ¿El mundo de los sueños o los sueños de tu familia? ¿ El placer de crear o la desgracia de quedar atomizado por la rutina familiar? Eso suena egoísta y hasta miserable...
Si decidiera seguir al borde de la locura, es decir, dedicándome al arte con seriedad, el riesgo es perder el rumbo de mis deberes como esposo y padre. ¿Y si me "auto-condeno" al lado de mi familia, algo así como un encierro domiciliario en el que ellos podrían salir y yo no? No me podría dedicar a mi arte, pero si tendría la posibilidad de ser una empleada doméstica a tiempo completo... me gusta la idea, claro que si, pero dejaría mi destino, un muerto viviente en el "pudo haber sido".
Ahora quiero hacer arte, pero también estar con  mi hijo Rafael. La locura es que cuando estoy con mi esposa e hijos la mente se me disloca en dos mundos, es como una ave que quiere volar pero que solo tiene en sus cualidades el escarbar como un topo en el infierno = ¿No será que ya estoy loco?
Me siento oxidado como artista, me siento putrefacto como persona y no tengo gana de vivir.
Debo renunciar a todo, como lo hicieron los discípulos de Jesús, y eso es un "acto de locura sano". He realizado unas actividades vitales para mi familia, pero todavía me faltan unas tareas más para dejar el barco en perfecto estado... para morir es necesario dejar las cosas en orden.
No soy un ciudadano ideal, reconozco ser un antisocial y que mi mayor deseo es el ser tapiado con mis libros y materiales de arte para no ser visto por nadie. Que el claustro sea mi tumba y gloria, y que la condena sea en realidad el premio fulminante de un castigo merecido.    
    

  Advertencia: Estoy en un estado depresivo. No considerar mis cavilaciones en serio.