El dibujo infantil (para pedagogos)

Si se estudia como ha evolucionado el dibujo en las escuelas se puede apreciar que cada vez que se apartó a los alumnos de la naturaleza se presentó un retraso pedagógico en la linea del tiempo. Unos justificaron el estudio de geométricos elementos antes de la copia del natural por el asunto de la complejidad, es decir, de menos a más. Otros emplearon láminas de los grandes maestros para crear el sentido de la observación bidimensional, ignorando que la observación tridimensional estimula más al cerebro y por lo tanto a la lógica constructiva del trazo en el estudiante.

Los pedagogos alemanes analizaron a fondo el hecho de que los niños tienen estadios de aprendizaje, y que no se le puede pedir a un niño de tres años que racionalice la forma como un niño de cinco (hablo del congreso internacional de dibujo del año 1928, en Praga) y que a su vez era importante el dibujo creativo, que el desarrollo de la expresión no debía ser aplacado por los métodos de nemotecnia y grafías.

Esto fue desarrollado por el profesor suizo Berger:
"Hay dos clases de dibujo en cuanto a sus fuentes de inspiración: El uno sirve para reproducir, más o menos fielmente, lo que se ve, es el dibujo de "impresión". Si el modelos es un objeto, una planta, un paisaje real, el dibujo se llama del natural; cuando el modelo es un dibujo o un cuadro, se dice que es una copia. El otro dibujo es el que expresa una idea, o una imagen, sin modelo real o gráfico, es lo que se designa por dibujo de "expresión", por oposición al dibujo de "impresión".

El profesor Roth, de Viena, llega más lejos:
"En lugar de obligar al niño a reproducir sobre el papel un modelo (impresión) con sus características exactas, es mejor, conforme a su psicología, el hacerle imaginar algo nuevo, dejarlo crear (expresión); sin el cuidado de tomar continuamente medidas, el niño da libre curso a su dinamismo, dibuja más rápidamente y con más alegría. Como el dibujo del natural tiene sus dificultades, es preferible hacer que los niños dibujen flores, pájaros, animales, de imaginación. Así el alumno se acostumbrará a dibujar sin que la falta de parecido con algún modelo pueda desanimarlo. Al fin de algún tiempo de dibujar de imaginación, lo cual le ha servido para que evolucione su expresión gráfica, el niño adquiere un gusto extraordinario por la observación, va a pasar a la etapa del y es momento de ponerlo a dibujar del natural".

De los métodos antiguos los  más sobresalientes son los de Lecoq de Boisbaudran (1847) y el de Guillaume (1867).
Lecoq de Boisbaudran en su libro "Educación de la Memoria Pictórica" da el método para adquirir un "vocabulario gráfico" muy similar a los preceptos de repetición y modo gradual que propone Leonardo Da Vinci en su "Tratado de la Pintura, del paisaje, luz y sombra". La diferencia es que el da una secuencia muy detallada de como el alumno puede ascender hasta saber dibujar correctamente. Fue tan exitoso el método que hasta tuvo la aprobación de Horacio Vernet, Delaroche, Delacroix, Viollet le Duc, Arago, Chevreuil, y otros personajes notables de aquella época.

El método Guillaume perduró hasta 1909 y trata el dibujo desde su forma elemental "las líneas", luego pasa a la generación de figuras geométricas de dos y tres dimensiones, después a las formas curvas e irregulares, inspiradas en las formas vegetales. Con esa base pasa a los principios de la perspectiva y el fenómeno de la luz y sombra. Recién cimentado el pulso y la teoría pasa a la recreación de elementos arquitectónicos, del paisaje y la figura humana.

Si se trata de fusionar los diversos criterios se puede llegar a la conclusión que lo mejor es estimular la observación y la imaginación en la primera infancia (hasta los 5 años) dejando que el niño se exprese libremente. Después se le puede inculcar la noción del espacio de acuerdo a la "perspectiva intuitiva" en el estudio del ser humano y su entorno, no olvidando que ese estudio debe ser gradual, sin pretender dar grandes saltos, de entender, como decía Miguel Ángel, que el gran arte esta hecho de pequeños grandes detalles.  

Teodoro Núñez Rebaza -por Teodoro Núñez Ureta


Te extraño papá. Gracias por dejarme tan hermosa biblioteca. No he vendido ningún libro, he comprado muchos más. Lamento que no hayas conocido a mis hijitos, Dianita y Rafael. Trataré de cumplir con el reto de ser padre.
No imaginas la emoción que me da leer los libros que marcaste, tus apuntes con lápiz en esas hojas con las que compartías lo más emocionante y valioso de tu lectura. Te extraño papito, y ahora estoy llorando porque me duele esta soledad. Sin ti nada volverá a ser igual.