Óleo (la capas)



Niños de los andes -por Salvador Núñez

Lo más importante de la pintura al óleo es el orden, eso al menos en el arte clásico o académico.
La primera capa es magra, la trementína como diluyente, pero poco, sin quitarle cuerpo al color, si lo haces muy aguado este perderá flexibilidad y le dará mal agarre a la superficie superior que tendrá por vehículo o medium al aceinte de linaza, y por último al liquin (medium para colores alquídicos que hace poco tiempo se le ha tomado como un mediun ideal para el óleo).

El liquin en la capa final tiene la ventaja de su gran adherencia y flexibilidad, incluso es mejor que el aceite de linaza, porque este no tiene dicha flexibilidad y además amarillea cuando es empleado para hacer veladuras. Sin embargo, la linaza es ideal para la capas intermedias, "el liquin es traidor" por tener manganeso, que es un poderoso secante, y si no tienes práctica, este te puede traicionar entre sesiones.

Entre capa y capa (de un día a otro) este médium seca a la perfección, el problema es que si quieres hacer efectos de agarre, es decir, crear una capa nueva sobre otra que todavía está ligeramente fresca, no podrás hacer esa tarea, tendrás que conformarte con empezar sobre seco y trabajar las junturas un tanto más duro, la otra es repintar todo el cuadro, cosa que también tiene su ventaja.

las veladuras en el cuadro son matices aplicados uno tras otro, son capas delgadas. Lo antiguos maestro en ocasiones utilizaban hasta siete veladuras, la desventaja es el tiempo, si trabajas de esa forma puedes demorarte hasta un año en acabar un buen cuadro.

Esta modesta pintura, "Los niños de los andes", me tomo cuatro días (tres capas), y un día de estudio de la composición.