Autorretrato de Giovanni Paolo Lomazzo
No se si se ha dado cuenta mi estimado lector, pero en el renacimiento, el manierismo y parte del barroco, las figuras de los grandes maestros siempre tratan de encontrar el contrapunto del movimiento, la oposición de las partes para recrear el movimiento, y ese ejercicio es notable sobre todo en la obra de Miguel Ángel y Pedro Paul Rubens, también esta el hecho de que no todos lograron vigor dentro de esa gracia particular de buscar la oposición de las partes, un dibujante no experimentado, o un excelente dibujante, pero delicado, puede caer fácilmente en el manierismo, o peor aún, en el amaneramiento e indefinición sexual de los personajes masculinos, y muchos han caído en esa desgracia, uno de ellos, el gran maestro Leonardo, basta mirar su "San Juan Bautista o "El Baco" para entender a lo que me refiero. En cambio, el "Adán" de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina, si bien tiene ese carácter de "contrapposto", esa linea serpentina propia no solo de los grandes del renacimiento, también visible en la escultura griega, uno puede ver y sentir que no pierde fuerza y poder en ese estilo de recrear el movimiento.
Fuera de su certeza cognoscitiva al sentir las materias del arte, valoro de G. Paolo Lomazzo su coraje para enfrentar la vida, pues este pintor quedo ciego a los 33 años y no se rindió, se dedicó a exponer teorías de arte y otros trabajos literarios muy interesantes, entre ellos, el "Tratado sobre el arte de la pintura" (Milan, 1584), Rimas (1587) y la idea del Templo de la Pintura (1590)
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Estos son extractos de su libro el "Tratado sobre el arte de la pintura":
Definición de la Pintura.
La pintura es un arte que, con líneas proporcionadas y colores similares a los vivos, y por observación de los efectos de la luz en perspectiva, imita la apariencia de los seres corpóreos hasta el punto de reproducir sobre una superficie plana, no solo el grosor y la redondez de los cuerpos, sino sus movimientos, y llega hasta hacer visibles a nuestros ojos muchos sentimientos y emociones del espíritu.
Un precepto de Miguel Ángel
Cuéntase de Miguel Ángel que una vez dio el siguiente consejo al pintor Marco Siena, discípulo suyo: que debía hacer siempre sus figuras piramidales, serpentinas y múltiplos de uno, dos y tres. En mi opinión, todo el secreto de la pintura está encerrado en este precepto. Porque el mayor encanto y gracia que pude tener una figura es que parezca moverse, lo que los pintores llaman la "furia" de la figura. Y no hay forma más apta para expresar este movimiento que la de una llama.
"Contrapposto"
Hemos de considerar que esto movimiento deben variar algo el uno del otro, de acuerdo con la condición de los cuerpos. Una figura de pie que descansa sobre una pierna debe tener todos los miembros del lado sobre el que se apoya más altos que los del otro. Además, todos los movimientos antedichos, así como cualquier otro, deben siempre representarce de tal suerte que el cuerpo adopte una linea serpentina, hacia la cual nuestro cuerpos tienden por naturaleza...
Cualquiera que sea la acción en que una figura esté empeñada, su cuerpo debe siempre estar torcido de manera que si el brazo derecho está extendido hacia delante o hace cualquier otro gesto dispuesto por el artista, el lado izquierdo del cuerpo retroceda y el brazo izquierdo esté subordinado al derecho. De la misma manera, la pierna izquierda debe adelantarse y retroceder la derecha.
...La figuras jamás parecen graciosas a menos que tengan esta disposición serpentina, como Miguel Ángel solía decir, y a menos que la cara esté vuelta o en la dirección requerida por la emoción que se propone expresar, o en otro caso hacia la acción de las manos.
La última cena (boceto)-por Giovanni Paolo Lomazzo