Cena en la casa de Leví - por Paolo Caliari llamado el Veronés
El concilio de Trento fue la olla del diablo, muchos científicos, artistas y filósofos fueron interrogados por el tribunal de la Santa Inquisición; uno de los interrogados fue el Veronés, el año de 1573, gracias a sus altas y principales amistades se salvo de la muerte. El cuadro que fue renombrado como "La cena de Leví" contenía imágenes no agradables para los "representantes de Cristo en la tierra", después del interrogatorio la "nariz sangrando", detalle de seguro fabuloso, tuvo que ser borrado por el pintor, pero, el perro, el bufón, el papagayo y los alabanderos alemanes quedaron en la pintura.
Lo sorprendente en ese interrogatorio fue el aplomo y seguridad del pintor para responder las preguntas, más allá de sus amistades creo que vale no desmerecer el ingenio del Veronés y sus buenas maneras para exponer su criterio y razones:
Ante el tribunal de la Santa Inquisición (Sábado 18 de julio de 1573)
-El señor Paolo Caliari Veronese, domiciliado en la parroquia de San Manuel, fue citado por el Santo Oficio a compadecer ante el Sagrado Tribunal, y le fueron preguntados nombre y apellido.
Contestó como se consigna arriba.
Se le preguntó su profesión.
R.: Pinto y hago cuadros.
P.: ¿Conocéis la razón de haber sido citado?
R.: No, señores.
P.: ¿Podéis suponerla?
R.: Puedo, seguramente.
P.: Decidnos qué suponéis.
R.: Por la razón que me ha dicho el Reverendo Padre, es decir, el Prior de San Juan y San Pablo, cuyo nombre desconozco, el cual me dijo que había estado aquí y que Vuestra Ilustrísimas Señorías le habían ordenado que me hiciera substituir un perro por una figura de Magdalena. Y yo le contesté que con mucho gusto haría esto o cualquier otra cosa que me reportara crédito o favoreciera a mi pintura, pro que no pensaba que una figura la Magdalena sentara bien allí, por muchas razones que estoy dispuesto a exponer siempre que se me de ocasión.
P.: ¿A que pintura os referís?
R.: A una pintura de la última cena que hizo Jesús con sus apóstoles en casa de Simón.
P.: ¿Donde está esa pintura?
R.: En el refectorio de los frailes de San Juan y San Pablo...
P.: En esa Cena de Nuestro Señor, ¿pintasteis algunos sirvientes?
R.: Si, señores.
P.: Decidnos cuantos y lo que hace cada uno.
R.: Primero, está el dueño de casa, Simón. Después, debajo de esta figura, pinté un mayordomo, que supuse había ido allí por curiosidad, para ver como iban las cosas en la mesa. Hay además otros varios personajes que no recuerdo, porque ya hace tiempo que colgué esta pintura.
P.: ¿Habéis pintado otras Cenas, además de esta?
R.: Si, señores.
P.: ¿Cuantas habéis pintado y donde?
R.: Pinté una en Verona, para los reverendos monjes de San Nazario, que está en su refectorio.
-Dijo: Hice una en el refectorio de los reverendos Padres de San Jorge, aquí en Venecia.
Le dijeron: Esto no es una Cena. Se os pregunta sobre la cena de Nuestro Señor.
R.:Hice una en el refectorio de los Servitas en Venecia, y una en el refectorio de San Sebastián, aquí en Venecia. Y pinté una en Padua para los padre de la Magdalena. Y no recuerdo haber hecho más.
P.: En la Cena que pintasteis en San Juan y San Pablo, ¿qué significa la figura del hombre con la nariz sangrando
R.: La hice representando un criado, cuya nariz, por algún accidente, puede haberse puesto a sangrar.
P.: ¿Que significan aquellos hombres armados, vestidos a la alemana, cada uno con una alabarda en la mano?
R.: Aquí necesito decir unas palabras.
P.: Decidlas.
R.: Nosotros, los pintores, nos tomamos las mismas libertades que los poetas y los locos. Y yo pinté estos dos alabanderos, el uno bebiendo y el otro comiendo junto a la escalera, apostados allí como para cumplir algún servicio, porque me pareció propio que el señor de la casa, que era grande y rico, según me contaron, tuviera tales sirvientes.
P.: este individuo vestido como bufón, con un papagayo en el puño, ¿con que objeto lo pintasteis en la tela?
R.: Como adorno, según se hace a menudo.
P.: ¿Quién está sentado a la mesa con Nuestro Señor?
R.: Lo doce apóstoles.
P.: ¿Qué está haciendo San Pedro, que es el primero?
R.: Está trinchando el cordero, para pasarlo al otro extremo de la mesa.
P.: ¿Qué hace el siguiente?
R.: Presenta un plato para recibir lo que le dé San Pedro.
P.: Decidnos que hace el que sigue.
R.: Tiene un palillo con el que se está mondando los dientes.
P.: ¿Quién creéis que estuvo realmente presente en esta Cena?
R.: Creo que estaban presentes Cristo y sus doce apóstoles, pero si en una pintura quedan espacios vacíos, los adorno con figuras según mi imaginación.
P.: ¿Os encargó alguien que en este cuadro pintarais alemanes, bufones y otras cosas de ese género?
R.: No, señores. Pero me encargaron que adornara el cuadro según mi criterio, y es un cuadro grande, con espacio para muchas figuras, según me pareció.
- Fue interrogado sobre los adornos que él, el pintor, tiene costumbre de introducir en sus cuadros y pinturas murales, si tiene costumbre de hacerlos convenientes y adecuados al tema y a las figuras principales, o si los pinta a capricho, siguiendo los antojos de su fantasía, sin discreción ni juicio.
R.: Hago mis pinturas considerando bien lo que es adecuado, en la medida en que se alcanza la mente.
- Se le preguntó si creía adecuado que en la Última Cena de Nuestro Señor se pintaran bufones, borrachos, alemanes, enanos y payasadas semejantes.
R.: No, señores.
P.: ¿No estáis enterado de que Alemania y otros países infestados de herejía hay costumbre de usar las pinturas extrañas y procaces y las invenciones semejantes para mofarse, escarnecer y ridiculizar las cosas de la Santa Iglesia Católica, con el fin de enseñar la falsa doctrina a los indoctos e ignorantes?
R.: Si, señores. Esto es abominable. Pero yo repetiré lo que he dicho antes, o sea que estoy obligado a seguir lo que hicieron mis predecesores.
P.: ¿Qué hicieron vuestro predecesores?
¿Hicieron jamás algo parecido?
R.:Miguel Ángel, en Roma, en la Capilla Pontificia. Pintó a Nuestro Señor Jesucristo, a su Santísima Madre, San Juan, San Pedro y a la corte celestial todos desnudos, incluso la Virgen María, con poca reverencia.
P.: ¿ No sabéis que al pintar el Juicio Final, en el que se supone que no hay vestidos ni cosas parecidas, no había necesidad de pintar ropajes, y que en estas figuras no hay nada que no sea espiritual, y que no hay bufones, perros, armas ni parecidas payasadas? ¿Y presumís, basándoos en este o cualquier otro ejemplo, de haber hecho bien al pintar este cuadro como está? ¿Y os proponéis defenderos alegando que la pintura es totalmente correcta y decorosa?
R.: Ilustrísimos señores, no. No intento defenderla, pero pienso que yo obré bien. Y no reparé en tantas cosas, no creyendo que hiciera nada incorrecto, tanto más cuanto que las figuras de los bufones están fuera del lugar donde está Nuestro Señor.
-Después de lo cual, Sus Señorías decretaron que el citado señor Paolo fuera requerido y obligado a corregir y enmendar la pintura en cuestión de sus propias expensas y en el plazo de tres meses, a contar desde el día de la sentencia, bajo las penalidades que pudiera imponerle el Sagrado Tribunal.